Universal Music Festival / 09.06.2025
La última jornada de Universal Music Festival 2025 lucía vitola de excepción. Para muchos, África Occidental es la cuna de los mejores cantantes que el mundo contemporáneo haya conocido. Senegal, Benin o Cabo Verde son algunos de los puntos calientes en el mapa mundial de las voces privilegiadas: Youssou N’Dour, Cesária Évora, Angelique Kidjo. Y por supuesto Malí, el país que ha visto nacer a Rokia Traoré, Oumou Sangaré, Amadou & Mariam o Salif Keïta, encargado de bajar el telón en la novena edición de un ciclo que ha vuelto a descollar por su apertura estilística y la calidad y alcance intergeneracional de su propuesta.
La feliz excusa para el reencuentro con este vocalista prodigioso es la publicación, todavía reciente, de “So kono”, álbum de carácter intimista que conecta con otras obras esenciales del maestro como “Moffou” y que tiene lógico protagonismo en el repertorio que interpreta. Descendiente de la realeza maliense, Keïta ha tenido que luchar para sobrevivir y reivindicarse desde la diferencia. Su albinismo, mal asunto entre la cultura mandé, le llevó a un ostracismo familiar que empeoró al tomar el camino de la música, ocupación prohibida a los miembros de su noble estirpe. En lugar de rendirse, concentró incluso más energía en su carrera artística en grupos de halo mítico como Super Rail de Bamako y Les Ambassadeurs Internationaux, y asumió el exilio en Costa de Marfil como salida a la compleja situación política de su país a mediados de los setenta, antes de iniciar su trayectoria en solitario.
Ninguna de estas adversidades han conseguido neutralizar la potencia, dulzura y profundidad de su canto y su lírica, como pudimos comprobar desde el inicio del concierto: Salif a solas con la guitarra interpretando “Folon” y una “Tassi” en la que pudimos apreciar la potencia y profundidad de su voz, que transita por varias octavas con naturalidad y que, lejos de cualquier alarde, decidió rematar en la zona baja de su registro. Luego presentó a su banda, un trío acústico que incluye percusión, n’goni y guitarra. Juntos interpretaron “Chérie”, que fue creciendo en intensidad gracias al trabajo del n’goni sobre un hipnótico tapiz de guitarras.
En “Soundiata”, todos se soltaron y desplegaron su poderío instrumental y un prodigioso manejo de la intensidad que arrancó las primeras grandes ovaciones de la noche. “Awa” fue más contundente en lo rítmico y permitió comprobar la fluida comunicación de los músicos: miradas, tientos, breves gestos que añaden al show una dimensión jazzística, libre y de improvisación, que nos lleva de la mano a un trance suave pero mantenido durante varios minutos. En “Tu vas me manquer”, por el contrario, es la melodía la que se impone en el global y con ella arrastra al patio de butacas hacia el territorio del baile, las palmas y un espíritu festivo que permea en cada rincón del teatro. Y la celebración continúa con “Laban”, que flota sobre un magma rítmico ante el que es imposible resistirse. Y en el bis, muy esperado por parte de los asistentes y articulado alrededor de “Africa”, Salif Keïta canta “Africa te hace soñar, te hace bailar, te hace vibrar”. Exactamente eso es lo que tuvimos la suerte de vivir gracias a este concierto, cierre estratosférico para la novena edición de Universal Music Festival. El año que viene, más.