IMMACULATE FOOLS FIRMA UN CONCIERTO DE INFINITA EMOCIÓN EN UNIVERSAL MUSIC FESTIVAL

IMMACULATE FOOLS / 26.06.2024

España ha sido plaza fuerte para Immaculate Fools desde que el grupo echara a andar hace cuatro decenios en el británico condado de Kent. La plaza más fuerte, en realidad. De hecho, si nos empeñásemos en cuantificar su trascendencia y popularidad con criterio estrictamente geográfico, nuestro país se impondría al Reino Unido en términos materiales y –más importante aún– espirituales. A finales de los años ochenta, Immaculate Fools era un grupo muy querido y respetado aquí. Tanto, que su líder Kevin Weatherill se estableció hace aproximadamente una década en tierras gallegas y reformó la banda –que se había separado en 1997– con personal británico y español. Su actuación anoche en la octava jornada de Universal Music Festival 2024 tenía mucho de reencuentro entre amigos que se conocen, se aprecian y cada cierto tiempo quedan para compartir las últimas noticias, los buenos recuerdos y, por qué no, alguna nueva confidencia.

De buenos recuerdos, precisamente, venía cargado el show que Weatherill y sus cómplices protagonizaron durante más de hora y media en el UMusic Hotel Teatro Albéniz. El inicio del concierto fue una apetitosa madalena de Proust para cualquiera que haya seguido a la banda, una sucesión de hitos de su cancionero encadenados por la peculiar voz del líder, con “Never Give the Less than Everything”, “Got Me by the Heart” o “Stop Now” mostrando las múltiples acepciones sonoras de su particular libro de estilo, en el que anidan pop, folk y rock de alta graduación, con temas de larga duración y gran amplitud instrumental pero ascéticos en su base rítmica, terca como un jumento.

 

En realidad todo el concierto opera en el territorio de los himnos imperecederos. E impresiona comprobar cómo, desde su modesta posición en el universo rock contemporáneo, Immaculate Fools esgrime un repertorio de altura, con joyas ajenas a cualquier fecha de caducidad dominadas por melodías para siempre que el grupo despacha con una interpretación apasionada y vibrante. “Bad Seed”, “Another Man’s World” o “Hearts Of Fortune” –cuyo registro vocal recuerda al David Bowie postrero– son la mejor prueba de la defensa, pero es que el tramo final con “Immaculate Fools” y la monumental “Sad” pone los pelos como escarpias a un respetable cada vez más y más entregado.

 

Esa tónica se mantiene en el bis y extrema las emociones a la altura de la bajada de telón, para la que eligen con muy buen criterio nada menos que “Dumb Poet”, canción que daba título a su segundo álbum y que resonó con profundidad entre la audiencia, Para terminar, un bis por aclamación en el que recordaron su discografía del presente siglo vía “Turn The Whole World Down”, rubricando su comunión total con el patio de butacas que, puesto en pie, sonreía al comprobar que con los viejos amigos no hay fallo.